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20 O 30 AÑOS (más o menos)



La líder de la ANC (Asamblea Nacional de Catalunya) tiene razón, oiga, llevamos 6 años, con unos montajes del copón, las ultimas 6 Diadas sin ir más lejos, consiguiendo movilizar a cientos de miles de personas, con una logística impecable, y unas escenografías ricas y ocurrentes, y lo que hemos conseguido por junto y montón es abrir una puerta simbólica en la avenida Diagonal que simula el inicio del camino para conseguir la república y alquilar un chalecito en Waterloo.

Mientras la líder de la ANC pide movimiento, en Cataluña hay una extraña quietud en la gobernanza, una parálisis que ya dura años. Ni los crecientes malos datos, ni las perspectivas no demasiado halagüeñas consiguen abstraer al Govern, mas nominal que real, de su única obsesión obsesiva mientras mira de reojo a la obligación, entre otras, de revertir los enormes recortes perpetrados que duermen el sueño de los justos en la aburrida carpeta de “pendiente”.

Esta improductiva calma y no la obligada ambición en la mejora y el progreso, se les hace más cómoda y llevadera, ya que los defensores del derecho a decidir, han mutilado sin vergüenza alguna el esencial derecho a debatir, tan necesario e higiénico en democracia, que básicamente se despacha en el parlamento.
El parlament de Cataluña ha pasado de ser absolutamente incuestionable por parte de nadie, ni dioses, ni tribunales, no existía la obediencia a nada, solo a si mismo, a no decidir ni debatir nada de nada. Venimos de vivir momentos de una solemnidad teatralizada y algún episodio más propio de una película de Berlanga, y nos encontramos en plena floración de las telarañas y el polvo por desatención y olvido.

En realidad, lo que prima en estos momentos es tratar de retorcer e intervenir como sea en el desarrollo judicial del llamado proceso al procés. La petición al gobierno para que haga algo a este respecto deja claro el concepto de democracia y respeto a la ley de quienes lo solicitan, que eran los mismo que criticaban al anterior gobierno de manejar al sistema judicial y al fiscal general a su antojo. Todo ello, lo cual es curioso, muy centrado en unos de los presuntos delitos en liza, el de rebelión, como si los otros ya se dan por descontados en la posible sentencia.

Con este panorama y así las cosas, Puigdemont se aventura a pronosticar su vuelta y una república independiente en 20 o 30 años, se desconoce que hubiera opinado Freud al respecto, pero si le convendría saber que ni la líder de ANC ni todos los dioses del cielo son capaces de aguantar semejante disparate.


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