Hay días que da asco ser hombre, hoy es uno de esos días que te da vergüenza cruzar una mirada con una mujer en la calle, en el metro o en tu propia casa, me gustaría expresar con mi corazón desencajado y sin ningún preámbulo mi profundo dolor rogando su perdón a todas ellas y ofrecerles mi rabia por pertenecer a un sexo que ha emprendido un creciente y cruel camino contra aquellas que nos dan la vida, para nacer y para vivir.
He dicho y escrito muchas veces que el civismo y la cultura son los pilares para atajar esta bárbara lacra que es un crimen contra la humanidad, y que tiene atemorizada y con limitaciones evidentes en sus derechos y en sus libertades más básicas y esenciales a más de la mitad del género humano, cada día más arrinconadas y con una permanente angustia viva que tanta violencia, muerte y miedo se encarga de alimentar.
Nosotros los hombres debemos evitar el mas mínimo atisbo de complicidad, podemos y debemos hacer más, mucho más, y no solo acompañándoles en los rituales del dolor, sino en su lucha, en sus actividades, en su día a día. Tenemos que defender sin vacilación alguna a nuestras compañeras, amigas, madres, hijas a cualquier mujer en cualquier lugar como lo que son, un tesoro de valor incalculable que tienen derecho a nacer, vivir y morir como nosotros los hombres y no dar respiro ni cobertura alguna a tanto animal y aquellos otros que ante este dramático panorama hablan de denuncias falsas, o de la violencia no declarada de las mujeres, y de esos otros repugnantes comentarios, que son un vomito inhumano y machista.
Hoy siento el luto por Laura, y por ella y por todas las que sufren, vivo con un gran dolor y vergüenza.
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