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El viaje al centro







Existen dos discutibles teorías sobre este tema.

La primera; el centro debe estar escondido a posta y en un lugar remoto y de casi imposible acceso, porque si no, no se explica, ni se entiende como desde enero de 1989 (Manuel Fraga) hasta el 30 de abril de 2019 (Pablo Casado), el Partido Popular no ha sido capaz, con todos los que son y los medios que han tenido, de viajar y dar con él.

Ya lo dijo Alfonso Guerra, “¿pero cuando llegan?..

La segunda; en esta reciente crisis, llama poderosamente la atención que un personaje como Xavier García Albiol, candidato a la alcaldía de Badalona, cuyas convicciones raciales, entre otras, distan mucho de ser medianamente tolerantes y aceptables, reniegue de su sombra y de su líder y vaya de llanero solitario al margen de su partido, que, según él, se ha derechizado y ha perdido el rumbo. Luego, ¿a ver si el problema de los fallidos intentos de llegar al centro, es que sencillamente les queda muy lejos?

No es por destrozar las dos teorías anteriores, ni es por meter cizaña, pero es simple y sencillo, mucho más difícil y más meritorio es el ejemplo de Adolfo Suarez (padre), que salió valientemente de la falange y el franquismo al centro, llego deprisita y ligero de equipaje y allí se quedó afortunadamente para bien de todos. 

Visto lo visto, lo que ya da miedo, es que, en el hipotético caso de hallarlo, al dichoso centro, se giren y vean en la lejanía la oscura y tétrica caverna de la derecha ya okupada por los neandertales, y les entre la morriña y quieran volver atrás, aunque sospecho que este viaje lo harían de una y rapidito, seguro.

Como al “tío Vallejos” que tenía en los años del hambre y las fatigas un hermoso rebaño de cabras en la montaña, pero con el afán del engorde y la mayor producción de leche, bajaba de noche a hurtadillas a los pastos más abundantes de los prados de abajo y antes que rompiera el día echaba un sueñecito acurrucado al abrigo de algún resguardo, y al despertar, siempre, las cabras solas, habían vuelto a lo alto del cerro.

Esa puede ser la explicación más verosímil a todo este sainete.

A la cabra siempre le tira el monte. 

Muy de tu rollo

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