POR EL CAMBIO
En el año 1982 Felipe González y su partido barrieron en las elecciones generales consiguiendo el resultado más abultado que una formación política ha conseguido en unas elecciones democráticas, solo Franco en su referéndum (año 1.966, 95% votos) y Kim Jong Un han conseguido gracias a sus, singulares dotes y pericias, superar estos resultados, en el caso del Amado Leader Norkoreano ha superado en ocasiones la barrera del 100% de los votos, el no va más.
El lema escogido, muy criticado en su momento, “Por el cambio”. Tres palabras con la ambigüedad calculada donde cabía todo, cayó en las manos, la oratoria y el carisma inigualable de aquel gran Felipe González, el mejor de todos ellos, que llenó de esperanza, confianza y unidad a millones de ciudadanos, que empezaban de verdad a sentirse como tales, llevando en volandas a un país que se irguió ante su pasado y empezó a caminar hacia una Europa que nos quedaba lejos, muy lejos.
Ahora, nos hemos empeñado en favorecer o al menos aceptar a la chita callando, las campañas que hacen los líderes políticos, donde la ilusión ni esta ni se la espera y todo es erosión canalla, sin templanza, ni ironía, ni gracia. El tiempo en campaña se dedica básicamente a mancillar, mentir o exagerar y para ello valen todas las armas y artimañas, con muy poca vergüenza y originalidad. Es un combate sucio y depravado que ellos deben suponer nos entusiasma a los votantes, por eso lo hacen, digo yo. El verbo culpar queda, tal es su uso y abuso, agotado, extenuado, en carne viva mientras la ilusión sigue inscrita, es su triste suerte, en la oficina más próxima del INEM. En la vida civil y corriente no ocurre esto, es impensable en una entrevista de trabajo, o en una conquista amorosa basarse en lo malos, vagos y feos que son los otros, siempre procuramos irradiar optimismo, ganas, futuro, ternura......todos elementos positivos.
En esta campaña actual, se culpa por todo y a todos, solo se les ha pasado imputar a alguien, por los desastrosos resultados de los últimos festivales de eurovisión, será la mala memoria o el tropel de acusaciones que no deja ver el bosque del feo papelón en el dichoso festival.
Lo que ya no es tan gracioso y estaba cantado, son las consecuencias del virulento nerviosismo que desde hace meses se ha adueñado del fondo y las formas de nuestra política y de los que se supone la ejercen, lo que parece haber propiciado o facilitado la reaparición de un tropel de barbaros intransigentes que se han arrogado falsamente la potestad de decidir quién puede o no expresar sus ideas en un mitin o en un acto político, eso sí, curiosamente llamando fascista a quien al margen que lo parezca, lo sea o no, se le impide la libertad de expresión y se violentan sus derechos básicos más elementales.
En el capítulo de propuestas, convendría darse un repaso rápido a algunas que apuntan a descomponer la esencia del estado del bienestar o lo que queda de él, en algún caso con un acusado tufo rancio y clasista. Sin duda VOX lo está dando todo, y van más lejos que nadie de cabeza al siglo XIX, convendría que sus entusiastas se preocuparan en levantarles la bandera y ver las barbaridades que hay debajo, es lo más parecido al pleistoceno económico. La mayoría son el guion de siempre, las esperadas, más de lo mismo, muy de cada casa, como ya sabidas, excepto algunos que nos han roto la cintura y el sentido a más de uno. Destacan sobre manera la chispa creativa, con la propuesta de un nuevo ministerio de la familia, se desconoce su contenido y misión y si los de educación, sanidad, justicia etc., quedan solo para solteros, divorciados y parejas de hecho.
No sería justo, cerrar este capítulo, sin el obligado aplauso a la siempre sagaz inteligencia y a su absoluta carencia del sentido del ridículo del aún diputado y candidato Rufián, que además de lo suyo, al parecer el del 1-O ahora ya no vale mucho, propone otro referéndum sobre monarquía o república, que supongo será para el resto de España, se agradece su generosidad y el intento de dejarnos el tema arreglado. No contento con ello, propone también una ley (con un par), para arreglar todo el lio del proces, los presos y tal, asumiendo de manera torpe e implícita la culpabilidad de todos en el desastroso montaje, no cabe mayor desatino, ¿no?.
Mientras el postureo se apodera de Semana Santa con los “feligreses” emergiendo de su acostumbrado año sabático-religioso, eso sí, luciendo sus mejores galas y los hoteles petados, pese a los sueldos de mierda, la precariedad y el paro, convendría reflexionar sobre si todo esto es un castigo divino o una consecuencia de nuestra propia forma de ser y de pasar. Y sobre todo si nos sale gratis, sospecho que nada de nada monada.
Siguiendo con el tono de la campaña.........¡reflexionad malditos!
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