Mientras el vecindario anda debatiéndose ente el agotamiento y el hartazgo, nuestros lamentables líderes políticos han conquistado de nuevo sus objetivos personales, que no son otros que seguir en su esperpento y su barullo tan superficial como dañino. Después de culminar la mayor desvergüenza y falta de profesionalidad y ética, de toda la etapa democrática, andan como locos preparando sus próximos bolos y shows que les enriquecen gracias al contrato amañado y leonino, cuyo coste asumimos todos.
Mientras, en los aledaños de este enorme circo, los otros que rapiñan con descaro; tertulianos, periodistas y charlatanes en general que con su habitual afán cretino, claman por los costes del montaje electoral y señalan culpables, aparentando que esto es lo más relevante y crucial, cuando el drama es otro y viene de lejos.
Todos ellos y el cambio climático, nos están robando futuro y convirtiendo el mundo en un lugar donde la primavera cada vez es más efímera, y ante eso, se nos ofrece como consuelo y justificación democrática las migajas de volver a meter un voto en una urna tan gastada como nuestra propia ilusión.
No parece que serviría de mucho una alta abstención que todo lo más alteraría las barras del grafico electoral con sus colores, ni la elocuente frialdad de una noche electoral con escasos votos que contar y unas urnas llenas de silencio y aburrimiento. Estos personajes tienen cara de sobras para torear ambas circunstancias sin inmutarse, culpando hasta el lucero del alba, o al padre de este.
Quizás el decoro que como ciudadanos sentimos nos obligue a ir a votar, por la memoria de esas generaciones que tanto lucharon sin poder hacerlo, pero eso no impide rebelarse ante el tocomocho sistémico y no seguir su juego, y convertir la jornada electoral en una monumental muestra de indignación, ironía, o desprecio, mediante el voto nulo más alocado, chistoso, indignado o elocuente que se nos ocurra. Habría que meter en los sobres lo que no quieren ni les vale, nuestra cívica protesta y la reivindicación de nuestra dignidad como ciudadanas/os.
Además de arrancar más de una sonrisa a los integrantes de las mesas electorales en el recuento, les avinagrábamos la noche a esta banda de engreídos, dándoles en donde mas les duele, su ego, y ya de paso tambien a sus inútiles voceros.
Yo, en el sobre del senado, meteré la foto de Iñaki, cuando esta mañana se reía de todos nosotros.
En el del congreso he pensado el alguien de más peso.
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