La tertulia mañanera de Tele5, es un prodigio de confusión con un vivo deseo sesgado hacia lo superfluo gracias a las preguntas desatinadas y de escasa sagacidad de su directora y a un elenco de tertulianos (no todos) con un nivel preocupante que en algún caso concreto habría que sumarle unas notorias y palmarias manías y fobias, cuya cura urge a todas luces. No contenta con todo esto, y desde la poderosa cifra del nivel de audiencia, se ha empeñado en engrandecer el equipo con los restos de los últimos naufragios políticos, la reina del master, Cristina Cifuentes y el incisivo análisis político con Juan Carlos Girauta, uno de los ideólogos del enorme éxito de Ciudadanos, es decir, lo mejor de cada casa.
¿cuál será el siguiente fichaje de nuestra Ana Rosa?, pongámonos en lo peor, acojona la expectativa.
En plena pataleta y en un justificado arrebato de hartazgo e incomprensión, he probado lo del cambio de cadena y me pasé a Antena3 y el panorama fue tan chungo que solo ver una entrevista de Bertín Osborne con su gracejo o un remix de las mejores gracias y chistes de Paz Padilla podrían haber empeorado el momento y el ataque de bilis que sobrevino de inmediato.
¿Que nos queda hasta las 13 horas que llega Farreras?, pues un desierto árido y huérfano de opiniones diversas e inteligente con la tele en off, evitándonos la dañina ración diaria de ese colesterol informativo que tanto daño hace y tan poco ayuda.
Lo más positivo es que ante tanto silencio y paz, da gusto aprovechar ese respiro intelectual para desplegar el más fervoroso esfuerzo en la limpieza e higiene del hogar o en intentar por enésima vez de leer hasta el final “el Quijote”.
Que más da.
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