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Tension y ojo con dar mas cuartos al pregonero





Al margen de cualquier otra consideración sobre los errores tácticos políticos y estratégicas de renombrados gurus, opiniones de charlatanes de plató y predicciones de sociólogos con mejor o peor fortuna, lo evidente, lo que se destila y huele en los resultados electorales de ayer es a un país desnortado y con un grado de tensión que desborda todo lo previsible. 

La tensión provoca, entre otros efectos,  el fortalecimiento de los extremos mas nacionalistas, ultraderecha e independentistas varios  y la aparición de nuevos actores que por temor al olvido, se aferran en la defensa de lo mas cercano, cosa impensable hace unos años, pongamos por ejemplo Teruel Existe o el caso cántabro.

Mientras, Rivera,  como ya veníamos diciendo, no ha superado la sobredosis de su ego y soberbia, dejando tras de sí un reguero de ilusiones e hipotecando el gobierno de muchas instituciones, entre ellas el ayuntamiento y la comunidad de Madrid. Algún famoso analista político, decía hoy, que el centro ha muerto, como si alguna vez Rivera lo hubiera pisado. Nada mas lejos de la realidad, el centro obliga y requiere la mínima e imprescindible capacidad de pactar a ambos lado de su espacio natural, algo que Albert jamas hizo, ni supo, ni quiso.

Y la izquierda, principal causante de este desaguisado, sigue empeñada en hacerlo mal, los liderazgos sin visión, de andar por casa, principalmente de Sanchez y en menor medida de Iglesias, les han llevado a una ecuación complicada de resolver y se han equivocado sobre todo en los tiempos, dejando que los acontecimientos tan desoladores como ruinosos en Cataluña, ademas de penalizar el PIB y la paciencia, se hayan convertido en el mejor combustible  para el ruidoso motor del mas cazurro nacionalismo español.

La cuestión ahora ya no es solo ser capaces de conformar  un gobierno, sino de su supervivencia y de mantenerlo en el tiempo para que sirva mas allá de lo puramente nominal o testimonial. Para ello, no parece posible que la solución sea "solo" la que no quisieron ni pudieron hacer, entenderse entre parientes y primos hermanos, lo que toca para ponerle cara a los retos es buscar formulas mas complejas y de mayor calado. A lo mejor es hora de ir bastante mas allá y cerrar bases de acuerdo con quien esta al otro lado del hemiciclo, sin que ello suponga vender el alma al diablo, aunque este sea tan risueño. Sí, eso se llama hacer política lograr acuerdos para el futuro y rebajar la tensión del presente, de manera que todo sea menos estridente y desquiciado.

Un nuevo fracaso o una vida azarosa o corta de cualquier ejecutivo es dar mas cuartos al pregonero, que se llama Abascal y da miedo.

Mucho miedo.






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