Hace meses, bastantes, escribía en este blog que Albert Ribera y los suyos, serian objeto de estudio en escuelas de negocios y cátedras de sociología, al haber fagocitado en una sucesiva y machacona cadena de errores el enorme caudal de ilusión y esperanza que suscitó, máxime en unos momentos en donde la asfixia de la vieja política ahogaba la ilusión y el sentido principal del régimen democrático.
El aire fresco y renovador ha terminado en una ventolera desabrida donde las hojas y el polvo se agitan sin control ante la mirada atónita de muchas gentes de toda condición y procedencia política y ante el asombro de muchos presuntos intelectuales y opinadores de mayor o menor cartel.
Además del lamentable show televisivo, a lo Gran Hermano, entre Arrimadas y Egea, donde la primera, en una actuación que destila soberbia y un pésimo registro como actriz, ahora nos encontramos con la noticia que este partido tiene en nomina a un vocal de la Junta Electoral Central.
Todo el puñetero día con la constitución, la ley y la honestidad en la boca, y resulta que un elemento tan básico como la debida separación entre el supervisado y el supervisor, se lo pasan por el forro de sus entretelas.
A esta hora los medios digitales afines a lo que engañosamente se llama centroderecha, no han publicado ni una mala línea de este affaire, es mucho mas preocupante si las maletas de Delcy Rodríguez fueron en carro o en carretilla.
Estos también claman por la libertad y por la verdad.
Manda Huevos.
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