El actual jefe del Estado, ha dejado a la peña borbónica y monárquica con la boca abierta y a su padre con el trasero al aire, no sabemos sin querer o queriendo, pero le ha condenado, como poco, a no volver a salir de casa, lo que viene ser una cuarentena real, que como principio higiénico básico debería prolongarse exactamente toda su puñetera vida. Pensar que al menos a corto plazo, la justicia universal, divina o contencioso-administrativa le mande a galeras, que es donde debería estar regiamente acomodado, es ficción, aunque lo que mas debería importarnos a todos y ser condición sine qua non previa, es la devolución de lo que haya quedado en cuenta corriente de las mordidas de estos últimos 45 años de “ser… vicio” a España.
En este tema del saldo o finiquito de todo el trinque, ya sabemos que mermas las ha habido, y eso que él en su afán por el ahorro familiar y patrimonial con su campechanía simpaticona sableaba a cortesanos y amiguetes en todo lo que se ponía a tiro, en cacerías o en billetes de avión, pero claro, la deslumbrante generosidad para con las damas que han pasado por su alcoba en su dilatada vida canalla resta y mucho.
El comunicado además de dejar al padre “pa las mulillas”, demuestra lo ocupadísimo que anda el actual monarca, que, por puro estrés, viajes, llevar las niñas al cole y cosas, ha tardado un año, solo uno, en contárnoslo. Sin olvidarnos del gobierno que también lo sabía y con tantas elecciones y líos pues seguro se le ha pasado.
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