Lo confieso, yo como M (memo) Rajoy, ando, pero en mi confinamiento, cada día por los diabólicos pasillos de mi casa, plagados de esquinas traidoras y patas de muebles al acecho para dañar al menor descuido, intento pensar y cavilar, a pesar de las limitaciones neuronales propias, eso si, sin mirar en ningún momento las pulsaciones, no como ese.
Recuerdo en cada paso todo el dolor de tantos miles de personas, sobretodo de esos viejecitos de la España en blanco y negro y maleta de cartón, a los que se les ha dejado en el mas absoluto abandono ante un enemigo mas poderoso que sus naturalezas gastadas de tanto esfuerzo y generosidad. Otros no han tenido la suerte que merecían en la macabra lotería de los hospitales, donde se sigue improvisando y probando, eso sí, con mucha voluntad y esfuerzo.
El dolor deja paso a esa rabia silenciosa, motivada por tanta incompetencia, improvisación e ineficiencia, de este vanidoso y engreido primer mundo occidental que se creyó a salvo de todo, a pesar de la seria advertencia de la O.M.S lanzó en la primera quincena de enero. En el caso de nuestro país, el fracaso de todos los comités de expertos, administraciones nacionales y autonómicas y el anormal, nunca mejor dicho, comportamiento de políticos y prensa, a los que solo les importa culpabilizar y escandalizar a la población, cuando el drama nos asola y encoge el alma en este enclaustramiento nuevo, extraño y duro, sobre todo para los niños y los carecen de balcón y falta de metros.
Aún con la boca seca, llega el Fondo Monetario Internacional (F.M.I) posicionado en modo adivina, adivinanza, nos lee el futuro o lo que queda de él, a nosotros y a medio mundo, y sus presagios vislumbran un horizonte negrísimo donde la recesión y el paro se desbocan hasta niveles que aturden al mas animoso de los economistas. Ante esta tesitura, nada de lo actual, ni presupuestos, ni sistema fiscal ni el déficit tienen vigencia, es un nuevo escenario donde el guion esta por escribir. A partir de aquí, y aunque descorazona al mas pintado ver, entre otras, la ultima sesión de control en el Congreso de los Diputados, de una gravedad ilimitada, a la política solo le podemos permitir una cosa, un gran acuerdo transversal, fuerte, serio, progresivo que apueste por un futuro para todos. Los postureros, los cuentos y la escalada de reproches al aire, métansela por donde les quepa, dejen los cuentos para los niños, esto va en serio y de verdad.
Y si no son capaces de esto, váyanse al infierno, al carajo o a la mierda, como gusten.
Ojalá el maravilloso cuento con final feliz de mi sobrino (7 años) sea una realidad inminente y que Luis, el bueno de Luis, abandone la UCI para siempre y libere a toda la familia y amigos de esta angustia que nos absorbe.
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