Desde el 14 de marzo, fecha en la que se declaro por parte del gobierno el estado de alarma, ha llovido, afortunadamente mucho. Como consecuencia, se produjo una paralización casi total de la actividad y la vida civil, como jamás habíamos visto ni imaginado.
La fatídica epidemia alcanzo el 31 de marzo, su tono mas mortífero y cruel, cebándose con todo aquel cuya debilidad le era favorable.
El día 4 de mayo, se inició la desescalada con la llamada fase 0, que ha cambiado de digito al 1, afortunadamente, en algunas zonas y comunidades autónomas que ya han dado un decisivo paso en la hoja de ruta hacia una realidad que esta por ver y determinar.
Antes, durante y muy posiblemente después de estas fechas, aquí y en casi todos los países afectados, se han producido no pocos errores y lamentablemente en menor medida algunos aciertos, que sin duda han facilitado la expansión de esta plaga y han debilitado las defensas económicas y sociales de la población, que aun hoy no sabemos hasta donde llegarán y cuales serán el recuento final de daños.
Excepto casos muy concretos y señalados, que están en el cocimiento y en la mente de todos, los responsables políticos y sus equipos de asesoramiento científico han intentado paliar, rebajar y atenuar la desdicha con la que el virus nos ha atacado. Contando, con la generalizada, solidaridad y compromiso ciudadano para acatar medidas que forzaban y limitaban derechos y libertades tanto sociales como económicas. Es verdad que la intensidad de estas medidas ha variado en función de las características sociales, políticas y económicas de cada país, pero no es menos cierto que en general se ha sometido a la población a un pressing restrictivo muy notable.
En nuestro país, lamentablemente los continuos errores del gobierno, en el fondo y en las formas, y la conducta incomprensible de una oposición, especialmente la derecha parlamentaria, cuyo objetivo esencial ha sido acabar con el gobierno, ha dejado a la mayoría de la ciudadanía en un estado de shock evidente. No hace falta recurrir a ninguna ideología o dogma para compartir esta triste realidad que nos ha diferenciado respecto a otros países de nuestro entorno, es mas, posiblemente hacia ya mucho tiempo que no concurria un consenso tan generalizado entre diferentes analistas políticos de diversas tendencias y pensamientos, en torno a esta cuestión.
La clase política, en general, no debe haber comprendido, sin poder precisar la causa de semejante atropello mental, que no nos resuelve a nadie nada, el embrollo, la bronca y el insulto, quizás a los mas fans y a su acérrimo circulo próximo este tipo de discurso pueda ser jaleado, pero dejen de engañarse y de intentar hacerlo con nosotros, esto no evita el velatorio, ni sana a nadie en los hospitales, ni resuelve la preocupación de un autónomo, ni borra el terrible escarnio de las colas vergonzosas para recoger alimentos. Sí, esas colas del hambre tan parecidas a las de Venezuela, que tanto les preocupaba a muchos, las mismas.
El pasado día 12 de mayo, con la pompa habitual, y tan solo con cierto retraso, de 59 días, desde el inicio del estado de alarma, Pablo Casado nos da el gran titular del día; tiene un plan B para la desescalada y lo que es mejor, un gobierno en la sombra compuesto por 3 personas de su confianza.
En estos 59 días el líder de la oposición ha demostrado una enorme capacidad para no proponer nada, desplegando toda una enciclopedia de descalificaciones, insultos y de esas frases burdas que solo los memos compran, como “nosotros no estamos para arruinar España”, se ve que los otros si y a posta. Singular fue su intervención en la ultima sesión donde se prorrogo el estado de emergencia, superando su mejor nota de dureza, eso si, para después abstenerse.
El plan B para la desescalada, de entrada, aparece en escena cuando esta ya ha empezado, esto parece evidente, ya empezamos mal. Además, afirma sin el mas mínimo rubor, “para evitar la desescalada partidista del gobierno”, quizás hubiera convenido a Casado y su Gobierno (en la sombra), haber descolgado ese teléfono que le suena tampoco y haber llamado a un par de presidentes autonómicos socialistas, por si acaso comparten esta afirmación, y previa toma de un par de píldoras contra el vomito, al “canalla” de Torra, que se ha hecho un harakiri tan partidista que viendo el mapa de las dos fases en Cataluña, resulta mas que evidente, el partidismo de este individuo, en clara concomitancia con el gobierno central.
Necesitamos con urgencia de un buen técnico de sonido, para que en sus intervenciones traduzca simultáneamente al silencio de todas las expresiones innecesarias, faltonas y vacuas, aunque esto pueda suponer el vacío mas absoluto, aunque tan solo nos quede el saludo protocolario de entrada………buenas tardes.
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