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ELENESIMO GOLONDRINO



 


El enésimo Golondrino


Golondrino: Dureza por inflamación en forma de nódulos duros, producidos al poder estar padeciendo hidrosadenitis. Las zonas habituales donde aparecen son: las axilas e ingles. 


En los jugosos y eternos pastos y manantiales de inagotables aguas que forman un todo del latifundio colectivo, llameémosle para abreviar:  PODER, se quiera o no, de forma natural, como la lluvia o el viento de poniente, persistentemente, aparecen unos seres con forma humana que succionan con afanoso apetito infinito, sin que por ello, lleguen a saciarse por completo en ningún caso, violentando con sus pérfidos dientes los brotes más jugosos y tiernos, además de  absorber, como si les fueran propias,  las aguas más frescas y puras, que tras el simple roce de sus mezquinos labios, adquieren una subida salobridad.


Los golondrinos, que es como se les debería llamar a estos seres inacabables, son presa fácil para los acaparadores de grandes titulares y el gentío que puebla nuestra triste mediocridad, se han convertido como en norma impuesta por el destino, y en ocasiones, además de llenar de papel moneda oscuros escondrijos con sus fechorías, terminan por  convertirse en juguetes rotos, como esos personajes puntuales de la prensa del corazón que pasado el tiempo no logran superar el olvido. Pero mientras tanto esparcen el excremento de sus miserias, en forma de abono fértil o infértil (verdad o mentira), con la extraña complacencia de quienes deberían completar la verdad por oficio y obligación (jueces y fiscales).


El enésimo golondrino, ahora en la cumbre mediática, ha repartido sus cartas  de forma temeraria, cargadas de un sibilino veneno que de momento aún no ha sido analizado en el laboratorio judicial, pero que de ser real tendría consecuencias mortales. 


El golondrino, estaba cercado, bajo custodiado desde hace tiempo, por causas distintas, y al parecer, se presuponía un riesgo certero que, cebado su buche con los ricos pastos e hidratado con las más frescas aguas del PODER, se llevara las prendas del desfalco con un billete de avión y volara a tierras lejanas e inhóspitas, por eso, su señoría, uno de los guardianes del PODER, echó el candado al lugar que más temen estos seres infernales, una cárcel.


 El golondrino, sin haber aportado los resultados de las pruebas analíticas de su intencionado veneno, a las que nadie ha puesto fecha límite para su entrega, ha logrado que su señoría (y un fiscal benefactor), ambos son vigilantes de PODER, se tropezasen con su primera decisión como si aquello hubiera sido una ensoñación pasajera y sin mirar atrás han dejado entreabierta la rejas del calabozo.


Continuará.

 


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