QUIZAS TU NO LO SEPAS
Quizás tu no lo sepas, pero la pasarela hacia el nuevo tiempo ya es una realidad completamente resuelta: sanidad, educación, vivienda, una nueva industria avanzada y la tecnología más ecológicamente decisiva, entre otros incontables y sugerentes logros. Todo esto ya forma parte de nuestro patrimonio presente y futuro.
Podemos respirar tranquilos.
Por eso, solo por eso, la vida pública y política, acabado el ingente e ímprobo esfuerzo de regalarnos un mañana inconmensurable, se empeña en emponzoñarnos desde hace un tiempo. Quizás sea como una terapia reparadora después del descomunal esfuerzo creativo, cediendo la cordura a un pertinaz recital de zafiedad, vulgaridad y sinsentido, con el que nos fustigan nuestra esperanza y nos obligan a una quietud llena de trampa. Y eso ocurre casi sin excepciones, como si una consigna mundial hubiera dado paso a unos modos donde las palabras hubieran perdido su peso y valor.
Hace demasiado tiempo escribí que la política, además de invadir espacios que deberían estar protegidos por ley, como la verdad y la razón, se parece cada vez más a esos partidos en el recreo del cole, cuya única estrategia es el barullo y avanzar hacia la portería contraria como sea, vale todo, empujones, pellizcos, patadas y hasta escupitajos.
En esas estamos.
El ultimo jugador que se ha unido a este disparate es el Fiscal General del Estado, que ha tomado acorralado y cobarde la goma de borrar como último recurso, dejando ese extraño sabor de boca que nos regalan los abusones cuando se libran. La grandeza le queda a trasmano a este hombre y a los que le aplauden o justifican, además de servir de perfecto camuflaje para otra sátrapa y su tóxico entorno.
Porque la razón y la verdad solo tiene color cuando alguien se empeña en pintarlas del suyo. Pero pese a todo, son tan incoloras y transparentes como acogedoras, cualquier voluntad puede refugiarse bajo su manto de realidad.
Veremos.
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